Por Mike Raupp
La semana pasada, mi vecino envió una hermosa foto de una oruga que se parece al tío Cosa de la familia de Adams. La oruga peluda estaba cómicamente cubierta de mechones de pelos negros, naranjas y blancos. En las últimas semanas se han descubierto hordas de estos masticadores de hojas alimentándose de hojas de algodoncillo. Con los jardineros de costa a costa esforzándose por ayudar a nuestras mariposas monarca a encontrar alimento para sus crías plantando más algodoncillo, ¿qué tan preocupados deberíamos estar por estos intrusos que se apoderan de la comida de las orugas monarca? ¿Quiénes son y qué debemos hacer?

Las polillas del algodoncillo y su tráfico de químicos
Estas orugas son la descendencia de una especie de polilla conocida como polilla tigre del algodoncillo. Antes de enfurecernos con estas sinvergüenzas, tomemos un pequeño curso sobre la planta de algodoncillo y la biología de la oruga del algodoncillo. El algodoncillo tiene una savia blanca y pegajosa que exudan los tallos y las hojas cuando insectos hambrientos o humanos curiosos rompen su superficie. Su savia lechosa y sus células foliares contienen sustancias químicas desagradables llamadas glucósidos cardíacos. Como su nombre lo indica, estos compuestos tienen algo que ver con el corazón. En concentraciones altas, los glucósidos cardíacos pueden ser venenos cardíacos, causando la muerte de animales (humanos o no) lo suficientemente despistados como para comerlos. Sin embargo, muchos insectos que comen algodoncillo han desarrollado mecanismos para lidiar con estas toxinas y tienen la capacidad de consumir sus hojas sin envenenarse. Es más, obtienen glucósidos cardíacos de sus alimentos y almacenan estos compuestos en sus cuerpos (¡!). Las orugas de la mariposa monarca y la polilla tigre del algodoncillo obtienen glucósidos cardíacos y los retienen a medida que se convierten en mariposa o polilla, respectivamente.
¿De qué se trata entonces todo este tráfico de químicos? Pues, las aves son importantes depredadores de muchos tipos de insectos, incluidas las orugas y mariposas. Científicos descubrieron que los glucósidos cardíacos que se encuentran en las mariposas monarca causan que sus depredadores como las hurracas azules vomitaran dramáticamente después de tratar de alimentarse de las monarcas. Estas mismas hurracas que habían sido expuestas a las monarcas pronto aprendieron a reconocerlas a simple vista y así evitaron comer estas hermosas, pero poco deliciosas mariposas. Muchos de los insectos que viven en el algodoncillo y consumen sus hojas muestran marcas naranja y negras fuertes tanto en jóvenes como en adultos. Esta convergencia en un patrón de color similar y fácilmente reconocible por dos o más insectos de sabor desagradable se conoce como mimetismo mülleriano.
Otros comedores de algodoncillo que también presentan este mimetismo incluyen a los escarabajos rojos del algodoncillo, las chinches de algodoncillo y los escarabajos de hojas de algodoncillo. Como decía antes, al igual que las larvas de la monarca, las orugas de la polilla del algodoncillo obtienen glucósidos cardíacos de estas plantas y los retienen como adultos. Una diferencia es que mientras que las orugas de la polilla lucen audazmente los característicos colores de advertencia de naranja y negro, la polilla adulta es comparativamente monótona a primera vista, con alas de color marrón pálido… pero su impresionante abdomen luce los colores naranja y negro de Halloween.

El hecho de que las orugas de la polilla tigre del algodoncillo almacenen glucósidos cardíacos para su uso en la edad adulta es algo desconcertante. En realidad, los principales depredadores de estas polillas voladoras nocturnas son temibles murciélagos que cazan utilizando el sonido en lugar de la vista para localizar a sus presas. Teniendo esto en cuenta, la coloración naranja y negra puede tener poco valor para derrotar a estos depredadores de caza nocturna. Sin embargo, los glucósidos cardíacos almacenados en el cuerpo de la polilla se utilizan bien. La ingeniosa polilla del algodoncillo desarrolló un órgano que emite una señal ultrasónica (¡un ruido!) fácilmente detectable por los murciélagos. La señal advierte que un ataque será recompensado con una comida desagradable y nociva, y los murciélagos pronto aprenden a evitar la polilla como presa.
¿Qué puede hacer para conservar sus algodoncillos como alimento para las monarcas?
Bueno, realmente no querrá recurrir a pesticidas para acabar con los comedores de hojas que puedan haber venido a comer su algodoncillo. Aunque nos esforzamos por ayudar a nuestras monarcas, recuerde que estas polillas también son una parte importante de nuestros ecosistemas naturales. Tienen su propio complemento: depredadores y parásitos que dependen de ellas como fuente de alimento. Si está tratando de disfrutar de las orugas monarca cenando en el huerto de algodoncillo en sus espacios verdes y no desea albergar orugas de polilla, tal vez la mejor estrategia sea simplemente recolectar sus orugas de polilla en un recipiente y reubicarlas en el montón de algodoncillo más cercano. 😊
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El Dr. Mike Raupp es Profesor Emérito y Especialista en Extensión en el Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park. El Dr. Raupp también es conocido en todo el país como el “Bug Guy” y por su popular Blog “Bug of the Week”. Hacer click aquí para leer otros posteos de Mike. Traducido del inglés por Anahí Espíndola.
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