Cultivos de cobertura para control de malezas entre hileras y mejora de salud del suelo

Por Alan Leslie

Los cultivos de cobertura se utilizan para prevenir la erosión del suelo, mejorar su fertilidad o crear materia orgánica, y no se cosechan ni se venden con fines lucrativos. En el Atlántico Medio de los Estados Unidos, los cultivos de cobertura se usan principalmente durante el invierno, entre cultivos de cereales de verano. Su función es retener los nutrientes que quedan en el suelo y prevenir la escorrentía y la erosión, lo que beneficia a agricultores y cuencas hidrográficas locales. Recientemente, se han probado otros usos de cultivos de cobertura para reducir la cantidad de suelo desnudo durante la temporada de cultivo, especialmente en la producción de hortalizas, donde los espacios entre hileras de cultivo quedan expuestos. Añadir cultivos de cobertura entre las hileras puede reducir las malezas y mejorar la salud del suelo, al tiempo que mejora el tránsito por el terreno cuando llueve y evita que el suelo salpique al cultivo. Este artículo ofrece una vista general de investigaciones realizada sobre distintas aplicaciones de cultivos de cobertura en la producción de hortalizas, así como los pros y contras de cada una.

Los sistemas convencionales de producción de hortalizas requieren mucha labranza y resultan en grandes superficies de suelo desnudo, donde las malezas se controlan con herbicidas o arado repetido. Foto: A. Leslie.

Siembra directa

La siembra directa de cultivos de cereales como el maíz y la soja sobre restos muertos de cultivos de cobertura puede ser eficaz para sofocar y privar de luz a la maleza, especialmente a las de hoja ancha y de semilla pequeña. Los experimentos de siembra directa en hortalizas cultivadas entre restos de cultivos de cobertura mostraron resultados similares, reduciendo la maleza entre hileras cuando la biomasa de los cultivos de cobertura era alta. Sin embargo, la mayoría de las hortalizas de primavera-verano tendrán un menor crecimiento y rendimiento debido a la sombra que el mantillo del cultivo de cobertura proyecta sobre el suelo al principio de la temporada.

La siembra directa de cultivos de hortalizas en restos de cultivos de cobertura muertos puede evitar el crecimiento de la maleza, pero a menudo ralentiza el crecimiento de los cultivos y reduce su rendimiento. Foto: A. Leslie.

Labranza en franjas

Una alternativa a lo anteriormente descrito es la labranza en franjas, en la que se ara una franja estrecha donde se trasplantan los cultivos de hortalizas, mientras se dejan restos de cultivos de cobertura entre hileras para suprimir las malas hierbas. Las franjas pueden hacerse utilizando pequeños rotocultivadores o rotocultivadores modificados con cuchillas reducidas, o con implementos especiales para la labranza en franjas. La labranza en franjas resuelve el problema de los suelos más fríos bajo los residuos de los cultivos de cobertura; sin embargo, las franjas labradas pueden presentar brotes de malezas en las hileras, a menos que se utilicen herbicidas residuales eficaces.

Plantar cultivos de cobertura en zonas sin vegetación después de colocar un mantillo de plástico puede ayudar a prevenir la erosión e impedir que germine la maleza. Foto: K. Vollmer.

Mantillo vivo

Uno de los inconvenientes de confiar en los restos muertos de cultivos de cobertura para suprimir la maleza es que esta estrategia sólo funciona con una biomasa elevada, normalmente cercana a las 7-8 toneladas de material seco por acre. En el caso de los cultivos de cobertura de invierno, esto implica que el trasplante de hortalizas tendría que esperar al menos hasta mediados de mayo en la región del Atlántico Medio. Una alternativa a trabajar con estos restos muertos es mantener un cultivo de cobertura vivo entre hileras, lo que se conoce como mantillo vivo. Un mantillo vivo es cualquier especie de cultivo de cobertura que crece junto al cultivo comercial, proporcionando los mismos beneficios que un cultivo de cobertura muerto, pero en este caso, los beneficios los proporciona una planta viva, y no el residuo resultante.

Un mantillo vivo de trébol entre pimientos plantados en hileras. El trébol vivo puede evitar que crezcan malas hierbas durante todo el período de crecimiento. Foto: A. Leslie.

En experimentos realizados en Maryland, se han aplicado con éxito especies de trébol como mantillo vivo en cultivos de verduras, aunque también se pueden aplicar especies de gramíneas anuales, como el ballico anual. Los mantillos vivos de trébol son compatibles con el método de labranza en franjas, ya que muchas especies de trébol germinan y sobreviven bien el invierno, y pueden mezclarse con pequeños cereales u otras especies de cultivos de cobertura. Los mantillos vivos de gramíneas anuales son un método especialmente compatible con la producción típica de la plasticultura, ya que el plástico puede colocarse después de la labranza completa, y las gramíneas anuales pueden esparcirse entre las hileras de plástico, donde germinan y crecen rápidamente en primavera. La clave para utilizar el mantillo vivo para suprimir la maleza entre hileras es elegir una especie que se establezca y crezca bien, pero que no compita con el cultivo comercial. Las especies de bajo crecimiento y, sobre todo, las que toleran la siega regular, son ideales para los mantillos vivos, ya que pueden controlarse fácilmente para reducir la competición con el cultivo comercial.

Combinación de técnicas

Trabajos recientes de la Universidad de Maryland y de la Universidad de Rutgers se han centrado en el uso de cultivos de cobertura sembrados en primavera en sistemas de plasticultura anual para controlar las malas hierbas entre hileras. Esta técnica combina algunos de los beneficios de los mantillos vivos y de la biomasa muerta de los cultivos de cobertura, y es compatible con la producción típica de la plasticultura. En este sistema, la labranza y la formación del lecho se realizan a principios de marzo, mucho antes de que los cultivos típicos de primavera-verano se trasplanten al campo. Después, se siembran gramíneas anuales entre las hileras, donde germinan y crecen, compitiendo con las malas hierbas por el espacio y otros recursos. Para maximizar la biomasa del residuo resultante de los cultivos de cobertura, éstos se eliminan tras el trasplante del cultivo comercial, utilizando desbrozadoras para tractor, herbicidas de amplio espectro con pulverizador o un herbicida especial contra gramíneas. La biomasa resultante del cultivo de cobertura y los herbicidas residuales opcionales aplicados en el momento de la eliminación pueden proporcionar un control prolongado de la maleza en las hileras intermedias, al tiempo que reducen la erosión y aportan materia orgánica al suelo.

Los cultivos de cobertura mejoran la salud del suelo

Posiblemente un beneficio aún mayor del uso de cultivos de cobertura en lugar de herbicidas, labranza o cobertores sintéticos para controlar la maleza entre hileras sea la mejora de la salud del suelo. Su utilización aumenta la diversidad y el número de plantas que crecen en el campo, la cantidad de tiempo que el suelo está cubierto por material vegetal vivo y la cantidad de materia orgánica que entra en la red trófica del suelo. Todos estos aportes contribuirán a mejorar la salud del suelo.

La salud del suelo se refiere en general a la comunidad biológica que vive en el ecosistema del suelo y a los beneficios que estos organismos aportan. Los cultivos de cobertura aportan energía y carbono al suelo, lo que sirve de sustento a organismos que forman la base de la red trófica del suelo. Los suelos más sanos renuevan y retienen mejor los nutrientes, son más resistentes a las amenazas y tienen menos brotes de plagas, ya que los organismos beneficiosos trabajan para mantenerlas bajo control.

Una de las formas indirectas de medir la salud del suelo es a través de la composición de la comunidad de nemátodos de vida libre. Estos son muy diversos, y sus integrantes ocupan múltiples niveles dentro de la cadena alimenticia, alimentándose de bacterias, hongos, plantas u otros animales. La diversidad de grupos de alimentación entre los nemátodos los convierte en eficaces bioindicadores del estado general de la red trófica del suelo. Diversos estudios han demostrado que los cultivos de cobertura plantados en otoño mejoran la estructura y aumentan la complejidad de la comunidad de nemátodos resultante, ya se trate de pequeños cereales, leguminosas o mezclas. Del mismo modo, otro estudio demostró que la combinación de labranza reducida y cultivos de cobertura mejoraba la estructura de la comunidad de nemátodos de vida libre y el potencial de la red trófica del suelo para apoyar el ciclo de los nutrientes.

En resumen, los cultivos de cobertura pueden utilizarse eficazmente para manejar la maleza entre las hileras de cultivo en los campos de hortalizas. Hay muchas maneras de utilizar cultivos de cobertura en diferentes aplicaciones, y éstos pueden adaptarse para que funcionen en explotaciones agrarias específicas. Por supuesto, los cultivos de cobertura no resolverán todos los problemas de malezas, y en su lugar deben ser considerados como una parte de un programa de manejo integrado de malezas, típicamente compatibles con la agricultura orgánica. El uso de cultivos de cobertura en lugar de labranza o herbicidas también tiene el beneficio adicional de ayudar a mejorar la salud del suelo al aumentar el número de plantas en el campo, protegiendo físicamente al suelo y alimentando su red trófica.


Para más información:
– Información general sobre los cultivos de cobertura: https://www.malezaenfoco.com/herramientas-mim/cultivos-de-cobertura/#:~:text=Los%20cultivos%20de%20cobertura%20pueden%20convertirse%20en%20malezas%20si%20se,realizar%20el%20secado%20a%20posterioridad.
– Información básica sobre malezas: https://www.fao.org/3/T1147S/t1147s06.htm#:~:text=Malezas%20pueden%20considerarse%20todas%20aquellas,de%20p%C3%A9rdidas%20de%20cosechas%20agr%C3%ADcolas.
Video sobre manejo integrado de malezas para árboles frutales y verduras.
– Manejo de malezas en la agricultura orgánica: https://www.intagri.com/articulos/agricultura-organica/manejo-de-malezas-en-la-agricultura-organica


Alan Leslie es Agente de Extensión Agrícola de la Universidad de Maryland en el condado Charles. Hacer click aquí para leer otros posteos de Alan. Traducido por Álvaro Villar Cobo, UMD School of Languages, Literatures, and Cultures.


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