¿Qué es el Manejo Integrado de Malezas?

Mano mostrando semillas de malezas en material agricola.

Por Kurt Vollmer

Las malezas son una plaga tanto para los productores comerciales como para los propietarios de viviendas. Su impacto puede variar desde la reducción en los rendimientos de los cultivos y la calidad estética hasta consecuencias ecológicas más amplias. Existen diversos métodos para controlar las malezas, pero depender de uno solo puede llevar a la pérdida de control, ya que las especies de malezas se adaptan a ese método. Por ejemplo, el uso excesivo de ciertos herbicidas ha generado resistencia en especies como el amaranto de Palmer. El manejo integrado de malezas (MIM) implica integrar distintas tácticas de control en un solo programa de control. Esto ayuda a evitar que las especies de malezas se adapten a un único método. En este posteo presentaremos distintos métodos que permiten manejar malezas.

El amaranto de Palmer es una maleza que ha desarrollado resistencia a varios herbicidas. Si no se controla, puede invadir rápidamente un campo. Foto: K. Vollmer, UMD.

Un buen plan de MIM incorpora tácticas de una o más de las siguientes categorías: prevención, control cultural, mecánico, químico y biológico.

Un buen plan de manejo integrado de malezas incorpora aspectos de una o más de estas categorías de control: prevención, control biológico, cultural, mecánico y químico. Imagen: A. Klodd, Universidad de Minnesota.

Prevención

La prevención es el primer paso en un buen programa de manejo de malezas. Esta táctica se centra en evitar que las malezas entren a un campo o se propaguen dentro de él. Es importante saber de dónde proviene el material que se introduce y evitar llevar semillas de malezas a nuevas áreas. Insumos como las semillas de cultivo y el estiércol pueden estar contaminados con semillas de malezas. Si ya hay malezas presentes, el esfuerzo debe centrarse en evitar la producción de semillas. Controle las malezas antes de que florezcan y no descuide las áreas adyacentes al campo, como zanjas, cercas y otras zonas no cultivadas. Si hay plantas en flor, las segadoras, cosechadoras y otros equipos deben limpiarse antes de salir del campo para evitar la introducción de semillas de malezas en áreas que no están infestadas.

Las semillas de malezas como el amaranto de Palmer pueden ser transportadas de manera no intencional a nuevos campos a través de cosechadoras, camiones de grano y otros equipos. Foto: J. Lewis, Universidad de Maryland.

Estrategias culturales

Las estrategias culturales se enfocan en producir cultivos sanos que puedan competir mejor con las malezas. Lograr un cierre rápido del dosel vegetal y mantener una cobertura densa del cultivo es un factor clave en el control cultural de malezas. Una cobertura densa del cultivo superará a las malezas más pequeñas y ayudará a prevenir la germinación de nuevas malezas. Seleccionar la variedad adecuada del cultivo, aplicar los nutrientes de manera precisa y reducir el espaciamiento entre hileras contribuyen a alcanzar este objetivo.

Los cultivos de cobertura, como los cereales o las leguminosas, pueden sembrarse para suprimir malezas entre los ciclos de cultivos comerciales. Para lograr la máxima eficacia, los cultivos de cobertura deben superponerse con los cultivos comerciales. Estos cultivos deben tener tiempo suficiente para crecer y competir con las malezas al inicio de la temporada, pero deben ser manejados de forma que minimicen la competencia con el cultivo principal. La terminación oportuna de cultivos de cobertura como el centeno asegura la presencia de residuos supresores de malezas sobre la superficie del suelo.

Después de la terminación, los residuos de centeno pueden utilizarse para suprimir las malezas una vez que se hayan sembrado los cultivos comerciales. Foto: K. Vollmer, Universidad de Maryland.

Otras estrategias culturales incluyen la rotación de cultivos y la variación en las fechas de siembra. Rotar los cultivos evita que las malezas se adapten a los métodos de control específicos de un solo cultivo. La siembra temprana puede darle una ventaja competitiva al cultivo frente a las malezas. Alternativamente, retrasar la siembra puede ayudar a controlar especies de malezas que suelen ser problemáticas durante las primeras semanas de crecimiento del cultivo. Para que esta táctica sea eficaz, es importante conocer qué maleza o malezas se desea controlar, ya que no todas germinan al mismo tiempo.

Control Mecánico

El control mecánico se enfoca en la remoción de malezas mediante implementos físicos. Las formas más simples de este tipo de control son la extracción manual y el deshierbe con azadón. Si bien estos métodos permiten un control más selectivo y preciso, pueden resultar costosos y requerir mucho tiempo. Los implementos de labranza, como arados, discos y cultivadores, eliminan físicamente las malezas del suelo y entierran sus semillas. Sin embargo, una labranza excesiva puede afectar la salud del suelo y estimular la germinación de ciertas especies de malezas. El corte (macheteo o desbroce) y el control con fuego son dos tácticas que permiten controlar las malezas sin perturbar la superficie del suelo; no obstante, la frecuencia y eficacia de estos tratamientos dependerá del tamaño y la especie de maleza que se desea controlar. Las malezas de hoja ancha pequeñas (de 2.54 cm a 7.62 cm) son candidatas ideales para el control con fuego. El corte puede utilizarse para controlar malezas más grandes, pero debe realizarse antes de que produzcan semillas. Ni el control con fuego ni el corte evitan la germinación de semillas, por lo que a menudo se requieren tratamientos subsiguientes.

El control de semillas de malezas durante la cosecha es una táctica tanto preventiva como mecánica que reduce la cantidad de semillas que ingresan al banco de semillas del suelo al eliminar o destruir las semillas presentes en las plantas al momento de la cosecha. Durante la recolección, el tamo que contiene semillas de malezas puede recogerse con unidades remolcadas y luego retirarse del campo. Las cosechadoras pueden equiparse con conductos que canalizan este tamo hacia hileras estrechas detrás de la máquina, dejando las semillas expuestas a los elementos naturales, la descomposición y la depredación. También pueden colocarse molinos de impacto en las cosechadoras para pulverizar las semillas de malezas a medida que se distribuyen por el campo.

Las cosechadoras pueden equiparse con conductos para distribuir el tamo, que contiene semillas de malezas, uniformemente a través de un campo. Foto: C. Rubione, Universidad de Delaware.

Manejo Químico

El manejo químico de malezas se basa en el uso de herbicidas para controlar las malezas antes y después de la siembra de un cultivo. Los herbicidas pre-emergentes se aplican típicamente sobre la superficie del suelo para controlar las malezas antes o inmediatamente después de la siembra de un cultivo. Estos herbicidas no matan las malezas, sino que crean una barrera química para evitar la germinación y el desarrollo de las malezas. Los herbicidas post-emergentes se aplican sobre el follaje de las malezas después de que los cultivos han germinado.

Los herbicidas pueden proporcionar control de malezas selectivo y no selectivo. Los herbicidas selectivos, como el 2,4-D, sólo afectan a las plantas de hoja ancha, mientras que otro herbicida selectivo, el clethodim, sólo afecta a las gramíneas. Los herbicidas no selectivos, como el glifosato, se utilizan comúnmente para controlar toda la vegetación. Sin embargo, el uso de cultivos genéticamente modificados o pulverizadores con capucha para aplicaciones dirigidas permite su uso en sistemas de cultivo convencionales.

Antes de aplicar un herbicida o cualquier tipo de pesticida, siempre se deben seguir las instrucciones en la etiqueta del producto. Nunca se debe aplicar un herbicida a un cultivo o área para la cual no esté etiquetado. Siempre se debe aplicar la dosis recomendada de herbicida para controlar la maleza.

Control Biológico

El control biológico utiliza organismos vivos para atacar las malezas. Existen cuatro variantes del método: clásico, inundativo, de conservación y pastoreo. El control biológico clásico típicamente emplea un organismo no nativo (predador), como un insecto, para manejar una especie de maleza particular (presa). De manera similar, el control biológico inundativo implica criar un organismo en un entorno controlado y luego liberarlo en grandes cantidades para controlar una especie presa. Tanto el control biológico clásico como el inundativo dependen de poblaciones sostenibles de las especies predadoras y de presa. Como resultado, estos métodos no son ideales para controlar malezas en la mayoría de los cultivos y otros sistemas con alta perturbación anual, o cuando se desea la erradicación de malezas.

El control biológico de conservación se basa en el entendimiento de la biología y la idoneidad del hábitat de los agentes de control biológico. Las prácticas de manejo se ajustan para promover o fomentar un agente de control biológico particular. Los cultivos de cobertura y el uso de siembra sin labranza pueden ser formas de control biológico de conservación, ya que ayudan a proteger a los insectos y roedores que consumen semillas de maleza sobre la superficie del suelo.

El pastoreo utiliza animales grandes, como ganado, ovejas o cabras, para reducir la propagación de ciertas malezas y controlar grandes infestaciones de malezas. Típicamente, el pastoreo no erradicará infestaciones maduras de malezas, y las áreas de pastoreo deben ser gestionadas para asegurar que los animales consuman las especies indeseables.

Beneficios de MIM

Incorporar cualquiera o todos estos métodos puede parecer desafiante, pero existen varios beneficios que no deben ser descartados. Utilizar estrategias preventivas y comprender un sistema de cultivos puede mejorar la rentabilidad a largo plazo. Puede reducir los impactos ambientales negativos debido al uso excesivo de herbicidas o labranza. Se pone menos énfasis en los herbicidas para el control de malezas, preservando esta herramienta al reducir la posibilidad de que las malezas desarrollen resistencia a los herbicidas.


Para más información sobre estas prácticas, visite Maleza en Foco.


Kurt Vollmer es Especialista en Extensión en Control de Malezas y miembro del Servicio de Extensión de la Universidad de Maryland. Hacer click aquí para leer otros posteos de Kurt. Traducido por Juan Manuel Díaz, UMD School of Languages, Literatures, and Cultures.

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