¡Seguimos vivos! Cómo proteger a los polinizadores en el invierno

Por Anahí Espíndola

Incluso cuando parecen secos y «muertos», nuestros espacios verdes están llenos de vida. Cuando pensamos en plantas, por ejemplo, podemos ver que las plantas perennes parecen secas, pero en realidad sólo se están retirando bajo tierra, mientras que las anuales pueden continuar su ciclo de vida y pasar el invierno como semillas en el suelo. Lo mismo ocurre con otros organismos que viven en nuestros espacios verdes: las ardillas se vuelven menos activas, las serpientes se retiran a espacios protegidos, los insectos pueden pasar el invierno como adultos bajo tierra o en grietas, o como juveniles en sus nidos o crisálidas. Entre estos insectos, hay un grupo en particular en el que tendemos a pensar mucho durante la temporada de crecimiento, pero que tendemos a olvidar en otoño e invierno: nuestros polinizadores. En la publicación de hoy, me gustaría hablar sobre algunas formas específicas que nos permiten cuidar nuestros espacios verdes en el otoño, todo mientras continuamos apoyando a estos organismos que tratamos de ayudar tanto en la primavera y el verano.

¿Dónde están nuestros polinizadores en invierno?

Como mencionamos en un posteo anterior, los polinizadores no desaparecen en invierno. En cambio, migran a condiciones más cálidas (como lo hacen las monarcas; ¡consulte este sitio web para saber dónde están ahora!), o se quedan y pasan el invierno aquí mismo en espacios protegidos como grietas, nidos subterráneos y dentro de los tallos de las plantas. Si hemos disfrutado apoyándolos durante toda la temporada, puede ser una buena idea seguir haciéndolo también durante el invierno. Veamos algunas formas de hacerlo.

Tallos y ramitas
Muchas de nuestras abejas polinizadoras construyen sus nidos en el interior de ramitas y tallos huecos, como las de las Rudbeckias, los bálsamos de abeja, los girasoles y los ásteres. Estas abejas han estado entrando en estos espacios durante toda la temporada, han construido nidos dentro de ellos, los han aprovisionado con polen y luego han puesto sus huevos en ellos. Durante el verano y principios del otoño, estos huevos eclosionaron y las larvas comenzaron a desarrollarse, lo que significa que cuando todo nos parece muerto, estas ramas en realidad están actuando como pequeñas guarderías de abejas, albergando a larvas que se convertirán en las abejas adultas de la próxima primavera.

Cuando llegan al final de la temporada, las Rudbeckias presentan tallos largos y huecos que sostienen a las cabezas de los frutos. Si bien los frutos servirán como alimento para las aves, los tallos pueden estar protegiendo a toda una camada de abejas. Foto: A. Espíndola.

Si queremos promover y ayudar a estas abejas, la mejor manera de seguir protegiéndolas en invierno es no perturbando sus nidos. Esto significa que si vemos tallos secos de estas plantas en nuestros jardines, podemos dejarlos tranquilos si no son demasiado altos, o podarlos a 8-24» si son parecen demasiado altos. Sobre esto último, hay que tener en cuenta que si queremos contar algunos de estos tallos, la altura ideal es cuanto más alta, mejor. Además de poder dejar el tallo en pie, si podamos algunos tallos, éstos se pueden apilar en una sección del patio que sabemos que no será molestada, lo que permitirá que las abejas que puedan haber estado en la sección cortada del tallo terminen su desarrollo en otro lugar alrededor de nuestras casas.

¡Incluso nuestras huertas pueden actuar como buenos espacios de anidado! Aquí, los tallos huecos de frambuesa se han cortado a una cierta altura, lo que permite que los nidos permanezcan inalterados durante el invierno y la primavera. Foto: A. Espíndola.

Junto con esto, y si queremos proporcionar de manera proactiva una anidado «organizado» para estas abejas, la próxima primavera, podemos cortar activamente algunos de los tallos en cuestión a esas mismas alturas tan pronto como las plantas terminen de florecer. Estos tallos actuarán entonces como espacios de anidado que ya tendrán la altura que queremos, por lo que no habrá necesidad de recortarlos en otoño y correr el riesgo de perturbar algunos de los nidos que puedan contener.

Hojas
Muchas mariposas y polillas también sobreviven en la hojarasca, y muchas abejas anidan en el suelo. En regiones templadas como Maryland, la hojarasca actúa como una capa protectora para los polinizadores, protegiéndolos de las temperaturas extremas y los depredadores. Por este motivo, si queremos proteger a estos polinizadores, es una buena idea dejar la hojarasca sobre el suelo en nuestros espacios verdes. Si es absolutamente necesario removerla, una buena alternativa es dejar intacta una parte de nuestros espacios. En estas regiones, de esta forma, por lo menos aquellos polinizadores que estaban anidando en esa sección del patio seguirán siendo protegidos.

Las hojas doradas y amarillas que caen se pueden dejar en el suelo, manteniendo la capa protectora que representan para los polinizadores durante el invierno. Foto: A. Espíndola.

Aunque hay otras formas complementarias de proteger los recursos de anidado durante el invierno y la temporada de crecimiento, estas dos opciones son relativamente fáciles de implementar en nuestra área.


Para saber más:
Folleto muy informativo y completo (en inglés) creado por la Sociedad Xerces.


Dra. Anahí Espíndola – Profesora Asistente, Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park, USA. Hacer click aquí para leer otros posteos de Anahí.


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