Por Anahí Espíndola
Esta semana, mi barrio está organizando el tradicional evento de prender nuestro árbol de Navidad del barrio. Por lo general, este evento implica prender las luces que adornan el gran árbol de Navidad al otro lado de mi calle, hacer que Santa venga a visitar a los niños en el camión de bomberos y compartir una taza de chocolate caliente mientras uno charla con los vecinos. Con las restricciones de COVID de este año, Santa nos visitará, pero el chocolate estará pre-empaquetado para que no haya demasiado intercambio de materiales. Cuando pienso en este evento y lo importante que es para mantener los lazos sociales en nuestro barrio me doy cuenta de nuevo que la comida en este evento es casi tan importante como el evento en sí. El chocolate no se queda afuera del evento modificado de este año. Y esto me hizo dar cuenta una vez más de cómo los alimentos son fundamentales para nuestros lazos sociales, y cómo perderlos también nos haría un poco más solitarios. El posteo de hoy tratará entonces de esa comida que es tan importante para mi barrio y para muchos otros a través del mundo: el chocolate. Síganme para explorar cómo el cacao llegó a ser lo que es hoy, y cómo sus conecciones con la naturaleza ayudan a su (re)producción.

¿Qué es el cacao?
El cacao que encontramos en el chocolate que comemos y bebemos proviene de los granos del árbol de cacao, un pequeño árbol de la familia de las malvas. Como muchos alimentos que consideramos golosinas, el cacao tampoco se produce en EEUU, y por lo tanto tiene que ser importado (curiosamente, también tiene que ser 100% importado a los países que solemos asociar con el chocolate, como Suiza y Bélgica). El cacao, de hecho, sólo puede crecer en selvas tropicales muy húmedas y sólo se puede cultivar cerca del ecuador. Hoy en día, los principales productores de cacao se encuentran en África Occidental (por ejemplo, Costa de Marfil, Ghana) y las Américas (por ejemplo, Ecuador, Brasil).

Aunque se cultiva en África, los orígenes de la planta de cacao están en América del Sur y Central, donde la especie crece de forma silvestre. Estudios demostraron que la planta silvestre fue domesticada una o dos veces, primero hace unos 5.000 años en la Amazonía, y hace unos 3.500 años en América Central. Aunque, como dije antes, los granos de cacao son el ingrediente central del chocolate, se sospecha que los primeros usos del cacao no se basaron en el consumo de sus granos, sino más bien de su pulpa, que es dulce y fermenta fácilmente, produciendo bebidas alcohólicas. Los investigadores creen que las bebidas hechas de las semillas de cacao y que los primeros españoles en las Américas vieron beber a los emperadores aztecas representaban de hecho un uso secundario de la fruta.
¿Cómo se produce el cacao?
A diferencia de muchos de los cultivos que comemos, la mayor parte de la producción de cacao es realizada por pequeños agricultores. Al ser árboles pequeños, los frutos del cacao se producen en huertos de cacao (llamados cacaotales), generalmente establecidos en áreas previamente ocupadas por bosques lluviosos. Los frutos crecen directamente en el tronco del árbol y deben cosecharse regularmente, ya que no todos los frutos maduran al mismo tiempo. Una vez cosechados, los frutos se cortan y la pulpa y sus semillas se separan de las cáscaras. Mientras se descartan las cáscaras, las semillas se dejan secar, y es así como se oscurecen y comienzan a parecerse a las pequeñas imágenes que a veces vemos en nuestras barras de chocolate.

Como vemos, una parte central en la producción de cacao (y por ende, del chocolate) es la producción de frutos, que es afectada por muchos aspectos de la producción. Los árboles de cacao están adaptados a crecer en el sotobosque de la selva tropical y por esta razón se habían cultivado inicialmente bajo otros árboles. Sin embargo, una vez que se observó que su productividad aumentaba si se exponía a pleno sol, los árboles acompañantes comenzaron a cortarse, contribuyendo aún más a la deforestación de las selvas tropicales donde generalmente se cultivan, y aumentando el monocultivo de plantas de cacao. Después de algunos años de mayor rendimiento, los agricultores se dieron cuenta de que sus árboles se volvían cada vez menos productivos, y llegaron a comprender que la presencia de otros árboles en los huertos mantenía los nutrientes en el suelo del huerto, lo que finalmente benefició la producción de los frutos. Hoy en día, para mantener el rendimiento y los suelos, se recomienda cultivar cacao en lo que se llaman sistemas agroforestales. Esto significa que los huertos se interplantan con otros árboles, que enriquecen el suelo con nutrientes y proporcionan un ambiente sombreado más natural, en el que los árboles de cacao pueden crecer. El pequeño sello de una rana que a veces vemos en algunos paquetes de chocolate indica, de hecho, que los huertos donde se produjo el cacao utilizado en ese chocolate siguen estas prácticas respetuosas del medio ambiente. Curiosamente, como para muchas prácticas ambientales, más tarde se demostró que el uso de métodos agroforestales para la producción de cacao no sólo es beneficioso para la fertilidad del suelo; también mejoró indirectamente la polinización de la fruta, ayudando también a aumentar su rendimiento de producción.

¿Cómo se poliniza el cacao?
¿Por qué estoy hablando de polinización si justo antes estaba hablando de plantar árboles? ¡Les prometo que sí hay una relación! Retrocedamos un poco. A diferencia de otros cultivos (por ejemplo, las nueces de pecán), la mayoría de las plantas de cacao necesitan recibir polen de flores de otras plantas para producir frutos (vainas y semillas). En el caso del cacao, el polen no puede ser transferido por el viento, lo cual hace que los polinizadores animales sean fundamentales para la producción de cacao. De forma muy sorprendente, y a pesar de que tendemos a pensar en los polinizadores como abejas o mariposas, esta maravillosa planta es polinizada principalmente por un organismo muy inesperado: ¡una mosquita picadora! 🤯

Los machos y las hembras de un grupo de mosquitas (género Forcipomyia) actúan como los principales polinizadores de las pequeñas flores de cacao. Estas mosquitas visitan las flores para alimentarse de néctar y polen, lo que proporciona energía a los insectos y ayuda a las hembras en la producción de huevos. Mientras se mueven de flor en flor para alimentarse, transfieren polen entre flores de diferentes árboles y aumentan la producción de frutas. Así, debemos agradecer a estas mosquitas por el delicioso chocolate que comemos y bebemos.
Y aquí es donde plantar árboles se relaciona con la polinización. Estos mosquitos prefieren desarrollarse en ambientes húmedos y sombreados, utilizando la hojarasca como sitio de anidado. Haciendo que los suelos sean más sombríos y aumentando sus residuos de hojas, las prácticas agroforestales en las plantaciones de cacao benefician directamente a las poblaciones de mosquitas… ¡y a la producción de cacao! Por lo tanto, al aumentar la diversidad de árboles en estas plantaciones, los agricultores pueden, con una sola actividad, hacer que los suelos proporcionen nutrientes para que las plantas crezcan y mantener grandes poblaciones de mosquitas que aseguran la polinización efectiva de las flores de cacao. ¿No es impresionante lo que podemos lograr cuando trabajamos con la naturaleza?
¡Felices fiestas para todos!
Dra. Anahí Espíndola – Profesora Asistente, Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park, USA. Hacer click aquí para leer otros posteos de Anahí.