El jengibre silvestre le da “sabor” a la primavera de Maryland

Anahí Espíndola

Como bióloga de la polinización, tengo el inmenso privilegio de estudiar plantas realmente geniales, que engañan a sus polinizadores de maneras elegantes e increíbles, y tiendo a sentirme naturalmente atraída por las flores que pueden no ser muy vistosas para la mayoría (pero se encuentran entre algunas de las cosas más alucinantes de la naturaleza). Estas flores son algo maravilloso por derecho propio, y en este posteo quiero hacerles justicia. Debido a que es la primavera y algunos de estas flores están empezando a asomar del suelo, hoy me gustaría (re)presentarles una planta con la que quizás estén familiarizados, pero que espero que después de hoy puedan mirar con nuevos ojos asombrados (en caso de que ya no sea el caso 😉). Hablemos un poco sobre la maravillosa reina escondida de nuestros bosques: ¡el jengibre silvestre!

¿El jengibre silvestre, es un jengibre?

La respuesta corta es no. Mientras que el jengibre (la planta que comemos) es nativo del sudeste asiático, el jengibre silvestre (Asarum canadense) es nativo de aquí, y más específicamente de los bosques caducifolios (que pierden sus hojas en invierno) del este de América del Norte. En caso de que no esté familiarizado con la planta, ésta pertenece a la familia de las Aristoloquiáceas, que tienen formas realmente interesantes de interactuar con sus polinizadores. A diferencia de otras plantas de esta familia que tienden a tener flores que cuelgan en el aire, los jengibres silvestres son muy «tímidos», y toda la planta está restringida al nivel del suelo.

Es en estas semanas que el jengibre silvestre está comenzando a asomar sus hojas. Una vez que las hojas están completamente desarrolladas, obtienen su característica forma de corazón y proveen una muy buena cobertura de suelo. Fotos: A. Espíndola; Threelark.

La planta es perenne (vive durante varias estaciones) y sale de la latencia a principios de la primavera, cuando sus hojas peludas y en forma de corazón comienzan a desplegarse y emergen del suelo. Después de unas semanas, las hojas de la planta crecen y terminan por cubrir el suelo. Esta capacidad de cubrir el suelo hace de estas plantas una muy buena elección para cubrir superficies más sombreadas y húmedas del patio (ver aquí para saber más)., como las que a veces tenemos bajo árboles y arbustos. Esto es ayudado por el hecho de que estas plantas tienden a crear colonias, por lo que el área cubierta tiende a aumentar con el tiempo.

El jengibre silvestre es genial – ¡Sus flores!

A diferencia de otras aristoloquiáceas, el jengibre silvestre mantiene su flor cerca y paralela al suelo. Las flores de jengibre silvestre no son vistosas, siendo de color marrón oscuro y no muy grandes. Estas flores están especializadas en la polinización por mimetismo, lo que significa que engañan a los polinizadores para que hagan algo que no necesariamente quieren hacer. En el caso del jengibre silvestre, las flores se mantienen bajas al suelo y cerca de la base de los tallos.

Las flores de jengibre silvestre crecen muy cerca del suelo, en la base de los tallos peludos. El ser oscuros y crecer cerca del suelo les ayuda a atraer a sus polinizadores, pequeñas moscas que se alimentan de materia en descomposición. Foto: A. Carlson.

Las flores de jengibre silvestre son oscuras, particularmente húmedas, y producen olores específicos que atraen a moscas pequeñas que se alimentan de materia en descomposición. El truco consiste en hacer que las moscas entren en las flores para poner huevos en lo que las moscas consideran hongos (sus sitios de puesta de huevos). Mientras lo hacen, las moscas entran en contacto con las estructuras portadoras de polen y, mientras visitan diferentes flores, las polinizan de forma cruzada. En este caso, hablamos de interacciones antagónicas entre las plantas y sus polinizadores, porque la interacción no beneficia a ambas partes. De hecho, aquí las plantas tienen la ventaja, y las moscas simplemente pierden sus huevos en la planta, ya que sus larvas no pueden alimentarse de los tejidos florales. Si esto no es suficiente para sorprenderlo, siga leyendo; ¡se pone mejor!

El jengibre silvestre es genial – ¡Sus semillas!

Después de la polinización, los óvulos de las flores se convierten en semillas (ver aquí para saber cómo sucede esto). A diferencia de las semillas de la mayoría de las plantas, las semillas de jengibre silvestre tienen un «agregado» especial. De hecho, las semillas tienen una extensión especial (llamada elaiosoma) que es particularmente rica en lípidos y proteínas. Esta estructura hace que las semillas sean muy atractivas para las hormigas, que las colectan, las alejan de la planta y, después de haber consumido el elaiosoma, descartan la semilla. Al hacer esto, las semillas pueden dispersarse más lejos de la planta madre, y la población puede crecer y expandirse lentamente. ¡¡¡¿¿¿¿¿No les parece súper genial????!!!

Las semillas de jengibre silvestre tienen un cuerpo especial rico en nutrientes llamado elaiosoma, que es una “delicatessen” para las hormigas. Esto permite que la planta use hormigas para dispersar sus semillas. En la imagen, los cuerpos marrones brillantes unidos a las semillas son los elaiosomas (marcados con flechas). Foto: Sid Vogelpohl, Arkansas Native Plants Society.

El jengibre silvestre como aliado de los humanos

El jengibre silvestre era y sigue siendo bien conocido por los nativos del este de América del Norte, y es muy probable que fueran ellos quienes mostraron a los colonos europeos cómo usarlo. Entre los nombres nativos aún conocidos de esta planta se encuentra namepin (ver aquí para aprender a decirlo), que significa «planta de pequeños tubérculos». Aunque es difícil encontrar los nombres locales originales para las tribus de Maryland, sabemos que las raíces de la planta fueron utilizadas para tratar la fiebre y la tos por los Cherokees, Iroqueses y Rappahanocks, y que es muy probable que la mayoría de las tribus y bandas de Maryland (por ejemplo, Shawnee, Piscataway, Pocomoke, Assateague, Nause-Waiwash, Accohannock) también lo hayan usado, ya que la planta era y sigue siendo muy abundante en nuestra región.


Dra. Anahí Espíndola – Profesora Asistente, Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park, USA. Hacer click aquí para leer otros posteos de Anahí.


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