Por Anahí Espíndola
La mitad del invierno puede parecer un momento extraño para pensar en flores. De hecho, si miro por la ventana, el suelo está marrón y todavía cubierto por la hojarasca del otoño… Las flores y todo el verdor de la primavera y el verano parecen algo de un mundo que hoy parece tan lejano. Hay algunas flores, sin embargo, que desafían algunas de estas reglas de bajas temperaturas y hacen una revolución en la naturaleza (bueno, tal vez no una revolución, pero es bastante sorprendente). En el posteo de hoy los invito a que me sigan para calentarnos con el calor que producen algunas plantas, ¡ya que hablaremos de plantas productoras de calor!
¡¿En serio?! ¿Las plantas pueden producir calor?
La respuesta corta es sí, lo cual es muy sorprendente en sí mismo. La respuesta larga es sí, pero déjenme explicarles cómo, así como cuáles son las ventajas y desventajas de producir calor. La producción de calor en las plantas es relativamente rara, y prácticamente restringida a plantas que se considera que evolucionaron hace mucho tiempo. Hoy en día, la producción de calor ocurre casi solamente en grupos de plantas asociadas a ambientes tropicales y subtropicales, como los nenúfares, las aroides y las palmeras. A diferencia de lo que podríamos imaginarnos, la producción de calor en estos grupos no tiene la función de mantener viva la planta, sino de ayudar a la planta a reproducirse. En estos grupos, la producción de calor se asocia a la maduración floral y, en particular, a la atracción de polinizadores. En estas plantas, distintas partes de sus flores aumentan su metabolismo en puntos específicos de su desarrollo, lo que lleva a un aumento de la temperatura que, en algunos casos, puede ser extremadamente notable.
En algunos casos, el calor ha sido descrito como la recompensa que los polinizadores reciben por la polinización, ya que puede ocurrir en épocas del año (o del día) cuando las temperaturas ambientales bajan mucho, y cuando los polinizadores que pueden visitar la flor podrían beneficiarse de una fuente adicional de calor. En otros casos, se sabe que el calor promueve la liberación y propagación de aromas florales, que atraen a polinizadores. En muchos casos donde la producción de calor está presente se ha observado que las plantas también muestran una forma de retener a los polinizadores cerca de las flores, y en muchos de esos casos la interacción entre la planta y sus polinizadores implica atraer y atrapar temporalmente a los polinizadores.

Si bien se necesita mucha energía para producir calor, esto generalmente permite a estas plantas florecer temprano en la temporada, cuando no hay muchas otras flores, lo que reduce la competencia por los polinizadores y aumentando las posibilidades de que el polen se transfiera de una flor a otra.
Nuestra propia planta productora de calor, la col mofeta oriental
Muchos de ustedes pueden conocer esta especie del este de Estados Unidos, que es una de las primeras que vemos asomar en la nieve o el hielo a principios de la primavera. Además de estar entre las primeras plantas en aparecer en nuestra región, en realidad son unas de las primeras en florecer ya que la floración y su polinización están intrínsecamente relacionadas con la producción de calor.
Estas plantas, conocidas como coles del zorrino (“skunk cabbage” en inglés), pertenecen a una familia de plantas principalmente tropicales (las Aráceas). Algunas de sus especies ocurren también en regiones más templadas como la nuestra (otra Arácea nativa de nuestra región es la hermosa Arisaema. Como muchas otras plantas de esta familia (por ejemplo, la flor cadáver), la col del zorrino atrae a sus polinizadores a través de la producción de un olor muy fuerte, lo que le da su nombre a la planta.

Cuando sus flores comienzan a madurar, la «cabeza» de las flores se calienta, alcanzando temperaturas de aproximadamente 20° C (!!!), incluso si las temperaturas circundantes están por debajo de cero. Este calentamiento conduce a la liberación de aromas, formados principalmente por compuestos ricos en sulfuros (lo da el olor a zorrino de estas flores). Aunque este olor puede no ser el más atractivo para nosotros, sí lo es mucho para los polinizadores favoritos de la col de zorrino: pequeñas moscas y escarabajos son engañados por la flor, «creyendo» que es su alimento favorito o su sitio de puesta de huevos.
En defensa de la planta, aunque la atracción puede ser un poco deshonesta, los polinizadores atraídos también pueden beneficiarse de la visita. Si bien algunos de ellos pueden poner huevos en el material vegetal, la mayoría seguro se beneficiarán del calor recibido, lo que sobre todo a principios de la temporada es una recompensa muy bienvenida. Este calor también permite a los polinizadores volverse más activos y, a veces, incluso los ayuda a aparearse dentro de la flor de la planta, lo que también los beneficia.
Al fin y al cabo, a través de la producción de calor y el movimiento de insectos asociado a la misma, los insectos polinizan a las flores (vea cómo funciona la polinización aquí) cubriéndose de polen y más tarde transfiriéndolo a otras flores olorosas y calentitas de col de zorrino. ¿No es increíble lo que la naturaleza es capaz de hacer?
Dra. Anahí Espíndola – Profesora Asistente, Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park, USA. Hacer click aquí para leer otros posteos de Anahí.
Cuéntenos lo que piensa y ayúdenos a escribir artículos de su interés contestando estas pocas preguntas. ¡Muchísimas gracias!