¿Pensando en obtener colmenas de abejas melíferas? Algunas consideraciones

Anahí Espíndola

Con las enormes pérdidas de biodiversidad que estamos viviendo, un ejemplo que ha movido a muchas personas es el de las grandes pérdidas de polinizadores y las consecuencias muy importantes que esto podría tener en el bienestar de nuestros ecosistemas y de nosotros mismos. En este contexto, se formó hace un par de años un movimiento que busca «salvar a las abejas», lo que ha tenido una serie de consecuencias tanto esperadas como inesperadas. Entre estas consecuencias inesperadas se encuentra el aumento muy significativo en la adopción de colmenas de abejas melíferas por nuevos apicultores con poca o ninguna experiencia en la cría de abejas, especialmente con el objetivo de «ayudar a las abejas» a no extinguirse. Aunque el objetivo de esta acción es genuino y bien intencionado, hay una serie de complejidades que vienen con esta decisión, de las que me gustaría hablar en este posteo.

¿Es verdad que se están muriendo las abejas?

La respuesta corta es sí y la larga es más o menos. Déjeme explicar. Como mencionamos en posteos anteriores, existe una diversidad muy grande de abejas (por ejemplo, ¡sólo en Maryland viven unas 400 especies de abejas nativas!), y está claro que sus tendencias generales de biodiversidad son negativas y similares a las de muchos otros grupos de insectos, plantas y otros animales. Desde ese punto de vista, podemos decir que muchas abejas nativas están muriendo, y es clave que se tomen medidas para proporcionar un hábitat más saludable para que sobrevivan.

Una vez aclarado esto, es importante entender que las abejas melíferas son en realidad animales de cría no nativos de nuestra región (el grupo de abejas al que pertenecen las abejas melíferas es nativo de Eurasia y África, no del continente americano). Entonces estas abejas son en realidad insectos manejados y no nativos, criados por apicultores para producir miel y otros materiales (por ejemplo, cera, propóleos). En lugares donde las abejas melíferas son nativas, las poblaciones humanas locales han estado utilizando sus materiales durante generaciones, y en esas regiones, las abejas melíferas no sólo cumplen un rol importante en la producción, sino que también sirven a la cohesión social y cultural (lea aquí para aprender un poco más sobre algunos de estos sistemas tradicionales).

Como es el caso en cualquier sistema de cría de animales, las abejas melíferas también tienen problemas de salud que deben tratarse si ocurren. Por ejemplo, las abejas sufren de graves infecciones parasitarias y virales, parecen verse afectadas negativamente por ciertos pesticidas aplicados a las plantas de las que colectan polen y néctar, y también sufren de estrés ambiental asociado a los cambios del paisaje y la calidad de las plantas de las que se alimentan. Todos estos factores pueden afectar la salud de las colonias y, de no tratarse, llegar a diezmarlas.

Foto: M. LaBar (CC).

¿Ayudaré a las abejas si empiezo a tener colmenas?

Una vez más, la respuesta corta es probablemente no. Como decía antes, las abejas melíferas no son nativas de nuestra región, por lo que aumentar sus poblaciones (por ejemplo, aumentando el número de colmenas) en nuestra región no es probable que afecte positivamente a nuestras especies nativas que sí sufren. Por ejemplo, se ha demostrado en algunos estudios que las abejas pueden ser bastante competitivas en la forma en que visitan las plantas, desplazando a las especies nativas y disminuyendo su diversidad. Además, y especialmente si las abejas melíferas no se manejan adecuadamente (como es desafortunadamente el caso de muchos apicultores novatos), pueden enfermarse y propagar enfermedades a las abejas nativas y otros insectos, lo que también lleva a aumentar el riesgo ecológico sobre las especies nativas.

Entonces, ¿significa que las abejas melíferas son intrínsecamente malas?

No. En nuestra región, las abejas melíferas son animales de cría y nuestra relación con ellas debe ser similar a la que tenemos con otros animales similares como las gallinas, las vacas, etc. Sin embargo, por las mismas razones por las que el ganado debe mantenerse en condiciones saludables y sostenibles, es importante que la apicultura también se realice en condiciones seguras y saludables para las colonias y para el entorno en el que se encuentran. Por esta razón, si alguien está considerando comenzar o expandir sus colmenas, es importante que se pregunte si lo quiere hacer para «salvar a las abejas» o para aumentar su producción.

Si la razón de esta decisión es «salvar a las abejas», sería mejor que no siga por este camino, sino que utilice otras acciones que sean realmente efectivas para ayudar a la biodiversidad, como crear hábitats naturales, proporcionar recursos de anidación y alimentos para los polinizadores silvestres y reducir el uso de pesticidas en sus espacios verdes. Puede encontrar más información sobre estos temas acá, acá y acá.

Foto: M. Gäbler (Wikimedia).

Por otro lado, si la respuesta es que le gustaría aumentar la producción de productos apícolas, entonces claramente debe adoptar colonias, asegurándose de que sus prácticas de manejo permitan un sistema de producción saludable que sostenga a las colonias, pero también disminuya el riesgo de propagar enfermedades a colonias vecinas y polinizadores nativos. Al respecto, la Universidad de Maryland tiene un maravilloso servicio de extensión específicamente relacionado a la producción de abejas, el Bee Squad, que brinda capacitación, asistencia e información sobre apicultura, contención y tratamiento de enfermedades, y actualizaciones regionales relevantes para la producción y la salud de la colmena. Del mismo modo, también hay asociaciones de apicultores estatales y regionales (por ejemplo, la asociación de apicultores estatales de MD, aquí una extensa lista para Maryland) que brindan apoyo y contactos locales a apicultores experimentados o nuevos. Es difícil de exagerar lo importante que es, en particular para apicultores nuevos y sin experiencia, el ponerse en contacto con servicios como estos.


Dra. Anahí Espíndola – Profesora Asistente, Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park, USA. Hacer click aquí para leer otros posteos de Anahí.


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