Por Ángela Sáenz
¿Qué son los pulgones?
Si alguna vez ha cultivado alguna planta de la familia del tomate seguro que ha observado estos pequeños insectos chupadores en el envés de las hojas. Los pulgones, también llamados áfidos o piojillos son insectos succionadores de la familia Aphididae, son considerados una gran plaga ya que atacan muchas variedades de plantas a nivel agrícola y ornamental.
Estos insectos son de cuerpo suave, con forma de pera y pueden medir hasta 6 mm. Poseen antenas y patas largas y pueden ser de colores verdes, amarillos, negros, café, o rojos dependiendo de la especie. La mayoría de las especies no poseen alas; sin embargo, es posible observar individuos alados cuando las poblaciones son muy numerosas o necesitan dispersarse a otras plantas.

Los pulgones se alimentan de la savia de hojas, tallos y brotes al perforar el tejido por medio de su aparato bucal chupador, extrayendo importantes nutrientes de las plantas causando decoloración, deformación, atrofia e incluso marchitamiento de hojas y frutos. Al alimentarse, y a través de unas estructuras llamadas cornículos excretan una sustancia azucarada pegajosa conocida como melaza o mielcilla.
Ciclo de vida
Una de las razones por las cuales estos pulgones pueden volverse tan problemáticos es por su rápida reproducción. Las hembras son asexuales, por lo que no requieren aparearse para producir descendencia. Por esta razón, son clones (organismos idénticos genéticamente) de sus madres, y, además, son vivíparas, lo que quiere decir que dan nacimiento a áfidos ya desarrolladas en lugar de poner huevos. Cada hembra puede producir hasta 80 nuevos áfidos por semana, llevando entre 7 y 8 días hasta que los juveniles lleguen a adultos (algunas especies incluso pueden sobrevivir hasta un mes). Al final del otoño, las hembras producen formas sexuales que se reproducen y ponen huevos fertilizados, que sobreviven al invierno en esta forma.
Daño
La melaza que producen estos insectos puede causar dos tipos de problemas: sirve como sustrato para el crecimiento de hongos descomponedores conocidos como fumagina o moho de hollín. Estos hongos pueden cubrir la hoja y limitar la producción de azúcares de la hoja (la fotosíntesis), debilitando poco a poco la planta. El segundo problema está relacionado a las hormigas, ya que estas establecen una relación con los áfidos, al “ordeñar” a los pulgones para obtener esta sustancia azucarada y protegerlos de enemigos naturales, además, transportan áfidos de una planta a otra incrementando la infestación. De esta forma, las hormigas dañan hojas y brotes, e impiden reducir las poblaciones de áfidos.

Los áfidos pueden también transmitir virus nocivos al transportarlos de una planta infectada a otra planta sana cuando se alimentan de las mismas. Esto puede causar enfermedades como el virus del mosaico de la lechuga, el virus del mosaico de la coliflor, o el virus del mosaico del pepino. Este tipo de enfermedad es muy difícil de controlar por lo que usualmente la planta infectada debe ser eliminada para evitar la dispersión del virus en el resto del cultivo.
¿Cómo controlar a los pulgones?
Control cultural y monitoreo
Bajas poblaciones de pulgones pueden no causar suficiente daño para matar su planta o cultivo. Sin embargo, un monitoreo constante y cuidadoso es importante para asegurarse de que estos insectos no se vuelvan una plaga.

El monitoreo de áfidos debe llevarse a cabo semanalmente y consiste en la observación cuidadosa del envés de las hojas y brotes para detectar su presencia, ya sea de individuos o de signos de daño causados por la fumagina o deformidad en las hojas. Realice sus monitoreos cuando las temperaturas se encuentran entre los 65-80°F (18-27°C) ya que los áfidos se encuentran más activos a estas temperaturas.
El desbalance nutricional puede atraer a esta plaga. Para evitarlo, evite el uso excesivo de fertilizantes nitrogenados, y use formas menos solubles, aplicándolas en pequeñas dosis a través de la temporada. Fertilizantes de lenta liberación como abonos orgánicos o con compuestos de urea son ideales.
Espacios cerrados y con alta concentración de hojas son ambientes perfectos para el desarrollo de estos insectos. Realice podas constantes, especialmente de tallos con hojas afectadas y descarte el material lejos de su cultivo para evitar una reinfestación.
La mayoría de las plantas son más susceptibles en semillero o etapas tempranas, por lo que trasplantar plántulas más desarrolladas va a permitir que sobrevivan mejor a sus ataques. Otra forma de protegerlas es a través de una cobertura de malla fina sobre las plantas que limite el acceso de la plaga a las plántulas.
Como ya mencionamos, las hormigas juegan un papel importante en el establecimiento de esta plaga por lo que limitar la presencia de estos insectos es de suma importancia. Elimine hormigueros cerca de sus plantas, pode ramas bajeras en contacto con el suelo, en caso de arbustos o árboles coloque una banda pegajosa alrededor del tronco que evite que estas accedan al follaje, o coloque señuelos para desviar su acceso a las plantas.
En caso de encontrar bajas densidades de estos insectos puede utilizar métodos físicos para removerlos manualmente con un cepillo de cerdas suaves, una toalla humedecida con aceite vegetal o alcohol, o con agua a presión.

En agroecosistemas diversos las poblaciones de áfidos usualmente se mantienen a raya por medio de sus enemigos naturales (por ejemplo, parasitoides, chinches de las flores y asesinas, sírfidos y mariquitas). Cuando los áfidos han sido atacados por avispas parasitoides su cutícula se vuelve café-dorada y papelosa, y es comúnmente llamada “momia”.
Control Químico
Si la infestación es media a alta, el control químico puede ser necesario. Primero utilice métodos orgánicos y de baja toxicidad como jabones insecticidas o aceites vegetales asperjados sobre y debajo de las hojas. Entre las opciones de aceites se encuentran el neem o canola, que deben ser diluidos en grandes cantidades de agua a una concentración entre 1-2 partes de aceite por 100 partes de agua (1-2%). Estos compuestos matan a los pulgones por contacto al penetrar y romper la cutícula de su cuerpo suave. Sin embargo, el método sólo controlará aquellos que son asperjados, por lo que este tipo de aplicaciones debe realizarse cada 2-3 días para ser efectiva. Evite realizar este tipo de control a temperaturas mayores de 90°F (32°C), ya que puede causar fitotoxicidad y dañar las plantas.

Existen insecticidas de contacto con formulaciones de malatión, permetrina o acefato, o insecticidas sistémicos de imidacloprid que pueden controlar una mayor cantidad de áfidos comparados con jabones o aceites. Sin embargo, estos insecticidas también pueden matar enemigos naturales que proveen control prolongado de esta y otras plagas, así como polinizadores y otros insectos oportunistas. Si requiere utilizar estos productos, recuerde siempre leer bien la etiqueta y seguir las indicaciones al pie de la letra, así como utilizar todas las medidas de seguridad al aplicarlos.
Para más información:
Las Plagas del Hogar y el Jardín: pdf.
Áfidos de Plantas Ornamentales: Sitio de extensión de PennState.
Áfidos o pulgones: Sitio de extensión de la Universidad de California.
Áfidos: National Pesticide Information Center.
Pulgones – Zapallo y calabaza: Sitio de extensión de la Universidad de Illinois.
Ángela Sáenz es Ingeniera Agrónoma y estudiante de Maestría en el Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park, USA. Hacer click aquí para leer otros posteos de Ángela.
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