Impactos del cambio climático en los polinizadores y la polinización

Por Anahí Espíndola

¿A usted también le parece que el clima se ha vuelto un poco loco? Los veranos se están volviendo muy calurosos, algunos demasiado secos, otros demasiado húmedos, los inviernos demasiado cálidos, las tormentas fuertes se vuelven más comunes y más violentas. El cambio climático está aquí, pero ¿qué significa? ¿Es importante? En este posteo quiero tomarme un momento para hablar de por qué estos fuertes cambios en nuestro clima no sólo nos afectan a nosotros, sino sobre todo a los organismos que nos ayudan a sobrevivir… como por ejemplo a nuestros polinizadores y a las plantas con las que interactúan.

¿Qué es el cambio climático?

El cambio climático es cualquier cambio en la media y/o la variabilidad del clima, que persiste durante un período prolongado (décadas o más). Esto significa que cuando oímos hablar de cambio climático, nos refirimos a cualquier cambio a largo plazo que se haya detectado en los registros de temperatura y precipitación, así como las variaciones en sus extremos y promedios a lo largo del tiempo. Aunque tendemos a pensar en el cambio climático actual consiste sólo en subas de temperatura, este es sólo un aspecto del mismo. En realidad, también son los patrones de precipitación los que se están viendo afectados, lo que lleva a lluvias extremas (e inundaciones) o a sequías. Desgraciadamente para nosotros, el cambio climático no es sólo una curiosidad climática; debido a que todos los lugares y ambientes en los que vivimos y de los que obtenemos nuestros alimentos y recursos se ven afectados por el clima, los cambios en el clima afectan nuestras vidas y las de otros organismos con los que coexistimos.

¿Cómo afecta el cambio climático a los polinizadores y a la polinización?

Como todos los organismos, las plantas y los polinizadores sólo pueden sobrevivir bajo condiciones climáticas específicas. Si las condiciones cambian, los organismos tienen opciones bastante restringidas: adaptarse y/o ajustarse a las nuevas condiciones, emigrar a regiones donde las condiciones óptimas todavía existen, o extinguirse.

Algunos polinizadores pueden ajustarse a las nuevas condiciones

La evolución y adaptación rápida a las nuevas condiciones climáticas no se ha observado a menudo en el caso de las interacciones de polinización. Estudios indican que la mayoría de las especies muestran lo que se llama plasticidad y utilizan sus capacidades ya evolucionadas para ajustarse a las nuevas condiciones. Esto les permite tolerar condiciones más extremas con posiblemente una pequeña pérdida en su capacidad para obtener alimentos, crecer o aparearse. En los Estados Unidos, se demostró que algunas especies de abejas pueden adelantar su tiempo de emergencia cuando los inviernos son más cálidos, e igualar en cierta medida el avance en la temporada de floración asociado con inviernos más cálidos o primaveras tempranas.

La abeja Halictus rubicundus es una especie que se ha demostrado estar avanzando su época de emergencia, como respuesta a las subas de temperaturas. Foto: M.L. Legrand.

Dispersar hacia nuevas regiones

La mayoría de las especies, sin embargo, responden a estos cambios climáticos dispersando a nuevas regiones, donde sus condiciones preferidas todavía existen. Por ejemplo, cuando el clima se vuelve más cálido, las especies de Maryland pueden dispersar hacia el norte. Del mismo modo, las especies que viven en las laderas de las montañas pueden dispersar hacia altitudes más altas. A pesar de que teóricamente esto es posible, a menudo esto es prácticamente imposible. Por ejemplo, a veces las regiones del norte no ofrecen el hábitat adecuado (por ejemplo, las plantas preferidas de los polinizadores no están disponibles o no queda más hábitat natural debido a la presión humana), o es imposible para especies polares dispersar más hacia los polos, o para especies de alta montaña dispersar más alto. Estas especies ven sus rangos de distribución achicarse cada vez más, hasta que sus poblaciones se vuelve demasiado pequeñas como para evitar extinguirse.

Algunas especies de mariposas, como la cola de golondrina gigante, y las mariposas M-blanca y rayada han estado expandiendo sus rangos hacia el norte (fila superior, de izquierda a derecha). Por otra parte, especies adaptadas al frío, como la mariposa Atlantis o las fronterizas sufren de un alto riesgo de extinción, al menos a nivel local (fila inferior, de izquierda a derecha). Fotos: T. Eagle, S. McCann, G. Lasley, S. Elliott, S. King.

Algunas especies sufren de un alto riesgo de extinción

Finalmente, otras especies no pueden dispersar en absoluto porque no son capaces de desplazarse de forma a compensar el cambio climático. Estudios sugieren que éste puede ser el destino de muchas especies de abejorros del Atlántico Medio, como los abejorros desconcertantes o los dorados del norte, que pueden estar lentamente condenados a la extinción.

Se ha pronosticado que los abejorros desconcertantes y amarillos del norte se volverán incapaces de dispersar hacia sus condiciones climáticas preferidas en varios escenarios de cambio climático. Fotos: P. Pieluszyński, Molanic.

El efecto del cambio climático en la polinización

Además de afectar a cada especie, el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos también pueden afectar a la supervivencia de las interacciones de polinización. Por ejemplo, las especies que están especializadas en sus preferencias florales o sus polinizadores pueden ser incapaces de sobrevivir al cambio climático. Si el invierno es más cálido de lo habitual, ciertas plantas e insectos pueden comenzar a emerger y desarrollarse antes de lo habitual. Si estos avances en sus desarrollos no coinciden entre la planta y el polinizador, las especies no coexistirán, lo que puede tener consecuencias drásticas como la pérdida de alimento, de sitios de anidado o la falta de producción de semillas por falta de polinización cruzada. Esta es una de las razones por las que la mariposa damero de Baltimore, el insecto del estado de Maryland, actualmente está en peligro de extinción en nuestro estado.

Si hay períodos cálidos durante el invierno, las larvas de la mariposa damero de Baltimore abandonan su «sueño hibernal» demasiado pronto, cuando su alimento vegetal aún no está disponible, y corren un alto riesgo de morir de hambre. Fotos: WikiCommons, S. Snyder.

Otra forma en que estos cambios en el clima pueden afectar a la polinización es a través de cambios en la fisiología de las especies que interactúan. Por ejemplo, recientemente se ha demostrado que las lluvias extremas y el calor pueden afectar a la calidad y la composición del néctar y el polen, al aroma de las flores y a la capacidad de los insectos de moverse y visitar a las flores. Esto significa que, incluso si las especies aún coexistieran, estos eventos climáticos extremos pueden afectar a su capacidad de encontrarse entre sí, lo que, nuevamente, conduce a que su supervivencia sea puesta en peligro.

¡Esto es complicado! ¿Puedo hacer algo para ayudar?

Es verdad, comprender todas estas interacciones biológicas y proteger a las especies ES complejo, ¡pero eso no significa que no haya nada que uno pueda hacer para ayudar! Algunas formas de apoyar a los polinizadores y a la polinización incluyen proporcionar muchos recursos para que tanto las plantas como los polinizadores sobrevivan. Por ejemplo, plantar muchas especies nativas diferentes y proporcionar recursos de anidado en nuestros espacios verdes puede ayudar a polinizadores que estén dispersando hacia nuevas áreas, o que estén sufriendo estrés climático.

Además, se ha demostrado claramente que el aumento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera es la causa principal de los patrones de cambio climático que estamos observando. La buena noticia (si reaccionamos rápidamente) es que aún podemos hacer algo para revertirlo, y esto no tiene que ser nada que afecte nuestra capacidad de sobrevivir. Incluso los cambios de comportamiento relativamente simples, como apagar las luces que no estamos usando, aumentar la temperatura de nuestros hogares incluso 4˚F ó 1˚C más en verano o reducir el consumo de carne, hacen una gran diferencia en nuestra huella de carbono. Si desea comenzar a ayudar a los polinizadores reduciendo su huella de carbono, le recomiendo que visite este sitio web (en inglés) o este otro  para recibir recomendaciones gratuitas y «personalizadas» que lo ayudarán a reducir su huella de carbono a través de acciones simples (y también otras más complejas).


Dra. Anahí Espíndola – Profesora Asistente, Departamento de Entomología de la Universidad de Maryland, College Park, USA. Hacer click aquí para leer otros posteos de Anahí.


Cuéntenos lo que piensa y ayúdenos a escribir artículos de su interés contestando estas pocas preguntas. ¡Muchísimas gracias!

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